Principios

Allí donde haya una rosa
pongamos el cuerpo.

No preguntemos hasta el cansancio
de sabernos vividos,
de inmolarnos ante delirios
opacos como el manso aire
de un futuro amurallado.

No caigamos al suelo
de espaldas, con ojos ciegos
ante la burda queja
de negar que en nutrirse
juegan actos podridos.

Crecer de golpe
inflar un ego
escupir espinas
sin la muerte detrás
no valen lo sepultado.

Suspiremos una flor,
tiremos los ladrillos
del árbol.

Allí donde haya una rosa
pongamos el cuerpo.

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