No hablemos de eso.

Detrás de los reflejos
las pantallas y la imagen
todos buscamos
salvar esa carencia
que define lo que somos.

Algunos aman mucho
otros odian vanamente
y otros se esconden
en el tibio orgullo
que completa la farsa.

Quienes creen en ella
así desesperados
muestran todo un mazo
repleto de ases
marcados en su centro.

Quienes se percatan
de su cruel naturaleza
vendan sus manos
toman un camino
y se desnudan en el frío.

¿Quién podrá acompañar
toda esa belleza
nacida en la tristeza
de aquel que presenció
su sardónica fuga?

¿Quién quedará
al lado de otro
después de su zozobra
después de descubierto
después de velar?

No hablemos de eso.

Pasmar
la mentira del ser
privando
un ardiente desear
de su dulce soledad.

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